La Discriminación

El racismo es una perversión de todas las razas. ... es imperativo rescatar y restituir el recto significado del vocablo “discriminación” para instituirlo para siempre como el acto de: SEPARAR, DISTINGUIR, DIFERENCIAR UNA COSA DE OTRA, LOS ACTOS DE UNA PERSONA RESPECTO DE OTRAS.

miércoles, mayo 04, 2005

1.- En aquellas celestiales escenas que la teología Judeocristiana nos revela, relatando la pretensión del príncipe de los ángeles rebeldes, reclamando la igualdad de potestades que su Creador, rescatamos la más remota evidencia de la discriminación que Dios instituyó para separar y diferenciar a los ángeles buenos de los malos, creando la eternidad de los infiernos, a donde como castigo envió a quienes en adelante serían conocidos como Luzbel, Lucifer y Satanás [1] y reconocidos también como los Grandes Seductores y Confundidores del ser humano.

1.1.- Los ateos y los agnósticos, por carecer de entendimiento teológico, niegan, rechazan o no creen en las revelaciones religiosas. Para comprender los conceptos teológicos se sugiere sustituir los fundamentos teológicos por los principios energéticos que gobiernan las leyes de la naturaleza, y desde otros puntos de análisis descubrirán las mismas verdades.

2.- El Orden Divino discriminó los opuestos existenciales, mediante las leyes de oponencia [2], de dualidad [3] y de causalidad [4]. Estas leyes preestablecieron desde el origen de la Creación la eterna pugna entre el bien y el mal, entre lo positivo y lo negativo, entre la construcción y la destrucción, entre el orden y la anarquía, entre la armonía y los conflictos y la infinita diversidad de los opuestos existentes.

2.1.- El supranatural [5] antagonismo cosmogónico, por polirenancia [6], fue percibida por la conciencia humana, reflejándose en esa interminable pugna de la confrontación de las fuerzas del bien contra las del mal y viceversa.

2.2.- Desde los orígenes de la existencia, los pueblos que cultivaron la vida espiritual, descubrieron que tenían que arrollar [7] y desarrollar una cultura de valores morales, éticos y jurídicos que les permitiese lograr la supremacía del bien sobre el mal, liberándose de la seducción y la confusión de los valores, caso contrario, los pueblos sucumbirían por el nefasto predominio de la falacia y la anarquía.

2.2.1.- La pugna entre el bien y el mal se ha mantenido a través de los tiempos en una interminable e intermitente gesta –en el ámbito de la conducta humana- en la que es difícil determinar en qué casos el bien triunfa y en qué casos fracasa ante las fuerzas tenebrosas. Y es que, aún cuando sabemos que el orden gobierna la naturaleza de los mundos, casi siempre nos parece que el mal y el desorden se sobreponen al bien, porque es lo que más se observa y se denuncia en la conducta humana.

2.2.2.- Cada vez que los humanos de bien concibieron e instituyeron principios espirituales para superar el desorden social, la perversa proclividad de la anarquía emergió en la conciencia de los humanos de mal, despertando, excitando y exacerbando sus resentimientos de envidia, de odio y de codicia por el bien y bienestar ajeno, induciendo a la violación de los preceptos espirituales y cayendo en los delitos y en la criminalidad de todos los tiempos.

3.- La eterna lucha entre el bien y el mal ha engrandecido más el verbo [8] que las conciencias humanas. La discriminación se convirtió en la espada fónica que el Espíritu de Justicia Universal utilizó para combatir las tenebrosas acechanzas de los Grandes Seductores y Confundidores de la humanidad. En la fonética se ha registrado con más autenticidad la histórica gesta por la evolución humana.

3.1.- La historia del comportamiento moral y ético de la humanidad ha sido y es muy contradictoria [9]. A pesar de las encendidas protestas y repudio de las mayorías de mal, que pretenden sostener que el derecho a la igualdad les da el derecho de ser tratados en contubernio y condescendencia con los seres de bien, el arbitraje de la discriminación ha preestablecido la calificación y diferenciación entre los humanos de bien, separándolos de los humanos de mal.

3.1.1.- Hay quienes para justificar sus proclividades argumentan que todos nacen buenos y que es la sociedad la que los pervierte. Sorprendiendo la ingenuidad y la pureza espiritual de quienes creen que todos son buenos como ellos; los grandes confundidores han seducido a las gentes de buena fe, persuadiéndoles de que hay que ser condescendientes y tolerantes con los humanos de mal, pero la verdad es que todos contenemos las mismas cargas genéticas de bien y de mal. Se diferenciarán los unos de los otros, no porque la sociedad los obligue, si no porque cada cual, según sus simpatías o antipatías, se polarizará como de bien o de mal.

3.1.2.- Si tal acontecimiento fuese un proceso natural, sería posible verificar este proceso, y lo único que se necesitaría demostrar es que los electrones puedan convertirse en protones, porque la dualidad tiene su sustento en la polaridad de las energías que constituyen la creación. La caridad de las gentes de bien, puede tolerar y hasta perdonar a las gentes de mal, pero eso, no modificará la perversidad inherente a las personalidades de mal.

4.- Discriminación es un vocablo conformado por el prefijo dis y el sufijo criminación. El prefijo dis denota la negación o la contrariedad que implica calificar los actos humanos. Criminación: acción y efecto de criminar. Criminar: censurar o acusar. Crimen es una acción indebida o reprensible que se convierte en delito grave.

4.1.- Discriminación es la acción y efecto de discriminar. Discriminar viene del latín discriminare cuyo significado original es: separar, distinguir, diferenciar una cosa de otra, los actos de unas personas respecto de otras. Tal y conforme lo instituyó Dios, al diferenciar y separar a los ángeles malos de los buenos.

4.1.1.- La dificultad de comprobar los actos delictuosos del ser humano extendió la tendencia al libertinaje de incurrir en la violación de los derechos del prójimo. Los moralistas y los juristas, en un intento de contrarrestar el quebrantamiento del orden y el derecho, estatuyeron códigos de criminalidad que históricamente han contribuido a defender el respeto de los derechos de la sociedad.

4.1.2.- Aun cuando los sucesos no son bien conocidos, los actos de incumplimiento de deberes se calificaron como faltas de menor gravedad y las transgresiones a las reglas morales administradas por la sociedad como faltas graves tipificadas como delitos.

4.1.3.- Las faltas graves serían delitos pasibles [10] de penas aflictivas o infamantes [11] y serían perseguidas en nombre de la sociedad constituida. Así se dio origen a los sistemas judiciales con sus respectivos códigos penales.

4.1.4.- En el contexto de la discriminación está implícita la previsión de que no es fácil formar juicio correcto sobre las acciones humanas, al mismo tiempo que advierte la imperiosa necesidad de que hay que diferenciar las cualidades y calidades de las personas decentes, distinguiendo y separándolas de las personas indecorosas, que cometen actos indebidos, delitos y crímenes señalados por la jurisprudencia, la moral y la ética.

4.1.5.- Ciertamente, es factible que el humano pueda controlar, dominar y cambiar sus faltas y malos instintos; pero eso no deviene de las promesas que propone ni de la generosidad del prójimo, sino de hechos continuos y perseverantes que den testimonio de que verdaderamente están operándose dichos cambios en la conducta de los transgresores.

4.2.- Por una distorsionada interpretación del pasaje del “buen ladrón”, se ha querido justificar el robo, como si el móvil de la enseñanza fuese la tolerancia del delito, y no la magnanimidad de Jesús por quien impremeditadamente cayó en el error de robar. Precisamente, el “mal ladrón” es aquel que premedita y hace del robo un medio de vida. Jesús dejó claramente establecido los principios de la Justicia del Padre. Desde que se premedita y decide incurrir en el robo o en cualquier otro delito, éste no será exculpado ante los tribunales de la tierra ni ante el de las Divinidades.

4.2.1.- El Gran Seductor y Engañador se ha infiltrado y propagado en la latrocínica[12] conciencia de los amigos de lo ajeno, hasta la protervidad de santificar el oficio bajo el argumento de que Jesús perdonó al buen ladrón, y sorprendió a los ingenuos creyentes, haciéndoles creer que todos los ladrones son buenos y que por lo tanto, pueden tener un santo o una santa capaz de mediar ante la Justicia Divina.

4.2.2.- La confusión de los valores ha contaminado los sistemas judiciales, haciendo estéril e inútil los propósitos de combatir el latrocinio. En la actualidad, el sistema Judicial sólo penaliza los hurtos que sobrepasen la suma de mil soles, pero tácitamente autoriza robar menores cantidades.

4.3.- Más del 50% de la población nacional percibe menos de mil soles como ingreso mensual. La mayoría son de escasos recursos, que no pueden darle seguridad a sus hogares ni a sus actividades económicas. Estas gentes que con sacrificio y esfuerzo se ganan el sustento diario, todos los días se ven despojados de sus escasos recursos por zánganos irredentos que han aprendido a evadir al sistema policial y judicial, apropiándose de valores de menor cuantía, o como astutamente mienten ante las autoridades, sosteniendo que sólo han tomado menos de los mil soles para ampararse en una legislación cómplice del delito más común de nuestra sociedad.

4.3.1.- Las fuerzas policiales son reacias a detener a ladrones de menor cuantía porque las autoridades judiciales los ponen en libertad inmediatamente, frustrando la misión de hacer respetar los derechos de la ciudadanía y exponiendo sus vidas a la vendetta del gremio de delincuentes y, por qué no afirmarlo, estimulando la deshonestidad del gremio policial que ya no ve el robo como un delito que ponga en peligro sus libertades.

4.3.2.- Es vergonzoso constatar en los noticieros policiales, que un sorprendente número de policías se han contaminado del vicio de la coima, del robo, del secuestro, del tráfico de drogas y hasta de asesinatos, al extremo que las gentes de bien no pueden distinguir al policía del maleante, porque no se sabe quién es más delincuente.

4.3.3.- Vivimos en un mundo en que no sabemos cuál es la misión real del Sistema Judicial. Los Jueces y los funcionarios de la administración pública que deberían ser probos, licenciosamente practican el latrocinio en todas sus modalidades, por una perversa interpretación venida de confundir la magnanimidad de Jesús, como si fuera una morbosa complacencia con la deshonestidad, astutamente aprovechada por las maquinaciones avernales de los adeptos de la cleptomanía. La corrupción ha contaminado todas las profesiones y oficios.

4.4.- La discriminación, que tuvo un origen positivo, porque buscaba el predominio de la moral y la ética, practicando el bien para repudiar y expulsar el mal de nuestra sociedad; por confusión de los valores y por la incapacidad de quienes administran el orden y la justicia, terminó por convertirse en una intolerancia de las gentes de mal, menospreciando a las gentes de bien, porque no se avienen a las componendas de la delincuencia.

4.5.- Los humanos de bien, siempre rivalizaremos tratando de practicar el buen camino, al mismo tiempo que repudiando todo camino maléfico. Las gentes decentes debemos lograr la superación de nuestros valores, para armonizar nuestras vidas con la chispa divina que todos llevamos dentro de nosotros mismos

4.5.1.- Todo ser humano de buenas costumbres debe aprender a discernir con sensatez sus móviles, motivos y motivaciones para discriminar las acciones erradas de las acciones correctas. El error no consiste en haber errado, sino en que habiéndonos dado cuenta que erramos, volviéramos a cometer los mismos errores.

4.5.2.- Para la superación de nuestros valores, no es necesario combatir o destruir el mal imperante en el mundo, porque sin el mal no podríamos distinguir a los buenos de los malos. La naturaleza creadora ha preestablecido la existencia de los opuestos como antonimia de la dualidad. Debemos desarrollar una conciencia crítica que nos permita discernir para discriminar las actitudes negativas del ser humano, sin que esto reclame rechazar la comunicación con las personas que son diferentes que nosotros.

4.5.2.1.- La virtud de un ser no implica la ausencia de vicios; sino más bien, subordinación y cautiverio de los vicios, por predominancia de las virtudes en el alma que se ofrece por amor a su Dios.

4.5.3.- Debemos buscar la superación de nuestros valores. Debemos practicar buenas costumbres de conducta. Necesitamos establecer distancias para no mezclarnos con los que no sean de buenas costumbres. Porque “quien con ladrones, drogadictos, alcohólicos, pandilleros o traficantes se acompañe, inevitablemente, a robar, a drogarse, a alcoholizarse, a pandillear o a traficar aprenderá”; por aquello de "Dime con quien andas y te diré quién eres". También debemos cuidar de “estar juntos, pero no revueltos” con quienes no tenemos comunión moral y ética de vida. Debemos evitar relacionarnos con quienes tienen malas costumbres, pero para ello no es necesario menospreciar ni ofender a quienes tienen actitudes y hábitos diferentes a nuestras formas de ser.

4.5.4.- Todo ser humano tiene el derecho de la autodeterminación para dignificarse o envilecerse a sí mismo, en uso de su libre albedrío. El derecho del prójimo termina donde empiezan nuestros derechos. Nadie tiene derecho de privar de la vida, de la propiedad, ni de la libertad a sus semejantes. Por el bien común de los pueblos, las autoridades representativas tienen el deber de instruir y educar, de prevenir y reprimir las transgresiones, sancionando todo acto y a todo individuo que atente contra los derechos universales de sus semejantes.

4.6.- Las sociedades civilizadas comprendieron que la carencia de buenas costumbres constituía un riesgo para la educación de los suyos. Cuando los hijos se acompañaban de niños carentes de buenas costumbres, el esfuerzo de varios años de educación y de buenas maneras sufría un grave descalabro, pues se producía un terrible retroceso en sus disciplinas y hábitos de conducta. Con la sentencia “Quien con lobos se acompaña, a aullar aprenderá”, los padres comprendieron que si querían dar a sus hijos una buena educación, debían imperiosamente aislar y separar a los suyos de aquellos otros que por falta de una educación responsable corrompían los hábitos de sus hijos.

4.6.1.- Era evidente que si los hijos tenían amistades con niños carentes del mismo nivel de educación, el atavismo de los instintos predominaría sobre los buenos hábitos que con tanto rigor, disciplina y obediencia se lograron en la educación de los hijos. Así fue en el pasado. Así es en el presente y así será en el infinito futuro, pues las influencias de la ancestral pugna entre el bien y el mal, perviven en la intimidad de todo ser, y si no se persiste en reprimir y repudiar estas potencias, hasta las almas buenas pueden convertirse en malas.

4.6.2.- Nunca se ignoró este inevitable riesgo, por eso, en la larga escala de la cultura humana, todos los pueblos se ocuparon de impedir que los suyos se mezclaran con aquellos otros que por cualquier razón tuvieren malos hábitos o simplemente ignoraran la trascendental importancia que esto tenía para la formación de los suyos.

4.6.2.1.- Las castas sociales existieron desde las etapas tribales, en todos los pueblos. Los que eran predestinados a gobernar no podían mezclarse con los que serían gobernados. Los buenos siempre lucharon por liberarse de los malos y viceversa.

4.6.2.2.- La discriminación fue una constante en todos los pueblos, porque las personas buenas y malas existieron desde que el ser humano apareció en la tierra, por eso la mitificación de Caín y Abel en la cultura judeocristiana. Los “cainitas” fueron personificados por Caín y los “abelitas” por Abel. En la tradición de todos los pueblos y culturas del mundo existieron y existirán las mismas personificaciones que discriminan a los malos de los buenos.

4.6.3.- Así como los buenos discriminan a los malos, éstos a su vez discriminaron y siguen discriminando a los buenos, porque no quieren y no les conviene que sus clanes puedan ser seducidos por las odiadas y despreciadas gentes de bien, porque de suceder esto, no podrían lucrarse de la ingenuidad y misericordiosas costumbres de sus adversarios.

4.6.4.- A los humanos de todas las layas, se les enseñó a discriminar entre sí, según fueren sus caracteres. Los blancos han discriminado a las otras razas, en la misma proporción en que estas razas han discriminado a los blancos. El racismo es una perversión de todas las razas.

4.6.5.- La historia es la evidencia de esta infinita pugna entre el bien y el mal. El bien discrimina al mal y el mal discrimina al bien porque sus existencias son antagónicas y causales de la existencia de los opuestos, en la infinita diversidad de la naturaleza dual.

4.6.6.- La discriminación fue por estas razones tornándose en una característica negativa para el ideal de la convivencia de nuestras sociedades. El idealismo de la igualdad ilusionó a los eternos adversarios. Soñaron que la igualdad de todos los seres humanos era posible. Enceguecidos por la fantasía del ideal, no repararon en la exigencia de que la igualdad preestablecía la similitud de sus virtudes y talentos. Características éstas que siempre diferenciarán a unos, los que poseen esas virtudes y talentos, de aquellos otros que carecen de esas virtudes y talentos. El sueño de eliminar la vigencia de la discriminación, nunca fue ni será más que una fantasía del idealismo de los que se empeñan en contrariar las leyes naturales.

5.- Las guerras contribuyeron a la lamentable distorsión del significado de la discriminación. Los pueblos vencedores sometieron violenta y cruentamente a los vencidos. El espíritu de equidad que arbitraba las conductas humanas fue sustituida por la villanía de la venganza y por la arbitrariedad jurídica de los que detentan el poder político.

5.1.- Dado un orden social aceptado, cualquier alteración del mismo es injusta, y todo desequilibrio del orden merece una sanción. Todo acto que desequilibra el orden del pueblo dominante está en contra de la Ley, por lo tanto incurre en falta grave, que es un delito imperdonable.

5.1.2.- Así, los pueblos vencidos que intentaban alterar el equilibrio del vencedor, fueron tratados como delincuentes comunes, haciéndose merecedores de la privación de sus derechos individuales y colectivos. Cualquier acción reivindicatoria fue considerada como una falta grave sancionada con penas humillantes y hasta con la pena capital.

5.2.- Las conquistas y la colonización de pueblos no beligerantes constituyeron otro aberrante atropello a la dignidad de los humanos de todas las razas sometidas a la esclavitud. Los pueblos esclavizados sufrieron toda clase de ultrajes y vejaciones.

5.3.- Los pueblos racistas avasallaron a los vencidos por el color de su piel o por considerarlos inferiores a ellos. Generalmente se trató con desprecio y como si fueran irracionales, salvo algunas notables excepciones, como el avasallamiento sin atropellos de los pueblos conquistados por el Imperio Incaico. La mayoría de los vencedores menospreciaron y abusaron de los pueblos sometidos.

5.4.- Es en esta etapa de la historia que se distorsionó el concepto de discriminación que originalmente significó separar, distinguir, diferenciar una cosa de otra, los actos de unas personas respecto de otras, convirtiéndose en: dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos o políticos, o por prejuicios de alguna conducta supuestamente criminosa.

6.- Tardíamente, con la Declaración de los Derechos Universales, se consagró la igualdad de los seres humanos, y desde entonces se ha venido rescatando la dignidad de los pueblos discriminados por su raza, por sus condiciones sociales y culturales.

6.1.- El fundamentalismo religioso aún discrimina y envilece los derechos de las mujeres, como si la libertad fuese un delito. Todo intento de ejercer la libertad y la igualdad de derechos, es considerado como acto criminal, sancionado hasta con penas capitales.

6.2.- No cabe dudas que la discriminación a los pueblos vencidos por sus razas o creencias religiosas o por sus diferencias costumbristas fue y es un grave quebrantamiento de la justicia y de los derechos de estos pueblos, que la humanidad está obligada a enmendar.

6.3.- Conscientes de que no era fácil probar los delitos y de que nadie estaba libre de culpas, como lo sentenció Jesús, los humanos de mal, los delincuentes y criminales vieron la oportunidad de justificar sus delitos y crimines, amparándose en el falaz argumento de que era tan injusto discriminar por motivos raciales o políticos como lo era por las proclividades delictivas.

6.4.- La delincuencia ha superado las faltas y los delitos graves. Ha distorsionado el razonamiento del discernimiento sensato, confundiendo a los filósofos, pensadores y juristas del mundo. Los códigos de la jurisprudencia, aún están en incapacidad de calificarlos, porque evidentemente no sólo transgreden [13] la justicia humana, sino que han ocasionado lo que bien puede y debe calificarse como delitos de lesa espiritualidad [14] porque atentan contra la libertad, el honor, la honra y la salud del espíritu humano.

6.4.1.- La delincuencia se ha convertido en organizaciones transnacionales que manipulan riquezas más grandes que los presupuestos gubernamentales de muchos países. Algunos pueblos subsisten exclusivamente de ilícitas y delincuenciales actividades. En casi todos los países han blanqueado [15] sus capitales invirtiendo en industrias y negocios de bienestar social que es difícil imaginar que son empresas, generalmente no lucrativas, que no tienen más objetivo que legalizar las riquezas mal habidas.

6.4.2.- Estos pervertidores se protegen tras las autoridades corruptas. Simulando ser filántropos y falsos mecenas, esconden sus delitos aparentando ser bienhechores de la humanidad. Violan las leyes. Atropellan el derecho a la propiedad y a la libertad de sus victimas. Seducen y alucinan a los incautos. Los esclavizan en las adicciones y corrupción de los vicios. Se han organizado en “cárteles” o mafias que amasan grandes riquezas para corromper a las autoridades para comprar la impunidad de sus delitos.

6.4.2.1.- Con esas ingentes riquezas mal habidas en el tráfico de drogas, la trata de blancas, la explotación de los vicios lujuriosos, el tráfico de armas, la falsificación de billetes, los juegos de azar y en otras infames actividades promueven grupos paramilitares que se camuflan fingiendo objetivos libertarios, para seducir el apoyo de los resentidos sociales que no ven más que el dinero fácil que, desprendidamente, los padrinos de las mafias despilfarran financiando la participación de mercenarios terroristas y odiones [16] para subvertir el orden social de los pueblos progresistas.

6.4.3.- Organizaciones de Amnistía política, han sido seducidas para defender supuestos derechos de quienes nunca respetaron los derechos de sus coterráneos.

6.4.3.1.- Estas organizaciones, conocedoras de la conmiseración cristiana que anima a las sociedades, y aprovechando las contradicciones e imprecisiones del sistema judicial, manipulan el sentimentalismo de la opinión pública con falaces y sofistas argumentos, confundiendo aún más el ya equivocado criterio que se tiene de los derechos y deberes, haciendo creer que los delitos comunes deben ser tratados como los delitos políticos, como si fueran libertarios [17].

6.4.4.- Fungiendo de mecenas han corrompido a muchos personajes que se camuflan bajo la apariencia de ecologistas, fingiendo liberalidad financian generosamente la protección de los bosques, la fauna y la flora, más para preservar los ambientes donde se pueda ocultar la producción de sustancias alucinógenas, que por propiciar la conservación de los mismos.

6.5.- Promover la protección de las actividades agropecuarias y la reforestación de los bosques, es mejor que privar a los pueblos campesinos y madereros del único sustento de sus vidas.

6.5.1.- El sistemático peculado de los políticos populistas, propiciando las importaciones para abaratar el costo de vida de las poblaciones citadinas, buscando el voto popular para perpetrarse en el poder, a costa de destruir la producción agrícola, ha sido la causa de la quiebra económica de los campesinos que no tienen otra alternativa más que dedicarse a la siembra y comercialización de alucinógenos.

7.- Sirva la presente elucidación para llamar a la conciencia de los humanos de bien para reflexionar sobre las nefastas consecuencias que está viviendo nuestra sociedad moderna, como consecuencia de la distorsión del significado correcto del vocablo discriminación, que ha dado pábulo a que las gentes de mal vivir se aprovechen para confundir el discernimiento de lo incorrecto como si fuera lo correcto con la única finalidad de lograr la impunidad de sus delitos.

7.1.- No cabe dudas que la reacción de los humanos vejados y humillados en estos deplorables períodos de la historia, fue justa y consecuente con los padecimientos sufridos por quienes fueron víctimas de las guerras y del colonialismo racista.

7.2.- Lamentablemente se culpó a uno de los principios rectores de la moral y de la ética de la conducta humana, que nunca tuvo más finalidad que arbitrar los problemas y conflictos de las contiendas humanas, distorsionando la intencionalidad y el significado de equidad en la administración de la justicia. En lugar de utilizarlo para codificar y sancionar las faltas, se ha pervertido su significado para justificar y exculpar de responsabilidad y culpabilidad a los delincuentes y criminales, frustrando un instrumento legal indispensable para combatir la eterna criminalidad de la especie humana.

7.3.- Es incomprensible que los académicos del idioma permitieran que la monstruosa y ancestral protervia manipulara con engaños el artificioso uso del vocablo, para propiciar la impunidad de la delincuencia y la corrupción que hoy padece nuestra humanidad. Que se corrija la errónea significación que los académicos han autorizado, más para congraciarse con el mercado de consumidores corruptos, que para dignificar la luz del verbo que Dios concedió al ser humano.

7.4.- No escapará al entendimiento humano, que esta distorsionada utilización ha generado mayores padecimientos para la sociedad del presente, que la que vivieron aquellos pueblos que fueron víctimas de la injustificada proclividad del racismo y el sojuzgamiento de todas las razas humanas.

7.5.- Definitivamente a nadie le agrada ser discriminado, pero es inaceptable que delincuentes de todas las clases sociales, refugiándose en esas históricas injusticias del distorsionado uso de la discriminación política, pretendan justificar o exculparse de sus graves delitos de lesa humanidad.

7.6.- No es posible cambiar ni desarrollar los valores positivos de la conducta humana, sin el concurso del discernimiento y la discriminación que hagamos de nuestras propias acciones, cuidando distinguir, diferenciar y separar los actos de las buenas costumbres respecto de aquellas otras de malas costumbres.

7.6.1.- Los humanos de bien vivir debemos persistir en la censura, repudio y proscripción de la delincuencia en toda la diversidad de sus manifestaciones, porque de no hacerlo nuestras sociedades se hundirán en el caos de la anarquía y la criminalidad que día a día impera más en nuestro indefenso mundo.

7.7.- Es necesario que el espíritu equitativo que duerme en el subconsciente de la humanidad, despierte y tome conciencia de que es imperativo rescatar y restituir el recto significado del vocablo “discriminación” para instituirlo para siempre como el acto de: SEPARAR, DISTINGUIR, DIFERENCIAR UNA COSA DE OTRA, LOS ACTOS DE UNA PERSONA RESPECTO DE OTRAS.

7.7.1.- Que este significado se divulgue a través de todos los sistemas de educación para combatir la delincuencia y la criminalidad de esa humanidad que ha perdido el sentido común de la naturaleza creadora.

Meditemos. Habiendo tenido en la discriminación un objetivo de moralización y de acercamiento a Dios, por ofuscación, confusión y distorsión se ha intentado corromper un principio que no tenía otro fin que combatir la corrupción de las fuerzas del mal en la conciencia humana.

Shikry Gama (1993)

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[1] Por dualidad, existe también una trinidad y una septimia tenebrosa, que tienen la misión de seducir y persuadir a los humanos para compartir las faltas y errores de conducta.

[2] Septrionismo, Oponencia: Los contrarios no se niegan ni excluyen, sólo se rechazan por la oposición de su causalidad.

[3] La unidad de cualquier forma de existencia está constituida cuando menos, por un principio positivo (constructivo), y uno negativo (destructivo). En la naturaleza bioquímica no existe la unidad de uno, la estructura mas elemental está constituida, cuando menos, por la unión dos átomos. La existencia de todo cuanto existe conlleva la dualidad constitutiva.

[4] Ley en virtud de la cual se producen causas y efectos.

[5] Que existe por encima de la naturaleza triónica (tardiónica).

[6] Voc. Septriónico: Polirenancia: Fenómeno causal que por refluxión y reflexión de los fluidos bio-energéticos producen múltiples efectos de variación y cambios tanto de los estados físicos, electromagnéticos, químicos, como psíquicos de la naturaleza.

[7] envolver una cosa (códigos, manuales etc.) de tal suerte que resulte en forma de rollo lo que antes la tenia plana y extendida. Los códigos de los ordenadores ( P.C.) discos duros, cintas de video y/o casette resultan de arrollar o enrollar la ciencia de la informática.

[8] Conjunto de palabras de un idioma.

[9] En sentido lógico: “Cualquiera de dos proposiciones, de las cuales una afirma lo que la otra niega, y no pueden ser a un mismo tiempo verdaderas ni a un mismo tiempo falsas”.

[10] Que puede y debe padecer.

[11] Que es vergonzoso, indecoro e indigno.

[12] Inclinación impúdica a la costumbre de hurtar y defraudar los intereses de los demás.

[13] De transgredir.

[14] Lesionan y dañan la salud del espíritu de los humanos.

[15] Ajustar a la legalidad fiscal el dinero procedente de negocios delictivos

[16] Poseídos por el odio y los resentimientos sociales

[17] Que defiende las libertades combatiendo las tiranías.